dandole de mamar a una jovencita borracha

la jovencita borracha se recuesta en la cama, sus movimientos lentos y su respiración pesada. Su amigo, con una mezcla de deseo y cuidado, se sienta a su lado, observando cómo sus ojos se cierran lentamente. Con un movimiento decidido, se inclina hacia ella, sus labios rozando su cuello, provocando un gemido suave. Ella, aún en su estado de ebriedad, se deja llevar, sus manos explorando su cuerpo con una curiosidad perezosa. Con una sonrisa pícara, él se posiciona sobre ella, sus labios encontrando los suyos en un beso profundo y urgente. Sus lenguas se entrelazan, una danza lenta y sensual. Con movimientos lentos, ella comienza a acariciar su pecho, sus dedos trazando un camino hacia abajo, hasta encontrar su miembro erecto. Con una confianza que roza la osadía, lo toma en su mano, sus movimientos lentos y deliberados. Él, conteniendo la respiración, observa cómo ella se inclina, sus labios rodeando la punta, su boca trabajando con una presión que promete éxtasis. La habitación se llena con los sonidos de su placer, sus gemidos mezclándose, creando una sinfonía de deseo en la penumbra. En este momento, son dueños de su deseo, permitiendo que el placer los consuma por completo, en una conexión intensa y satisfactoria.