pero cogeme de perrito le dice la cholita peruana

La cholita peruana, con su piel dorada y sus curvas tentadoras, se colocó en cuatro, ofreciendo una vista irresistible. «Cógeme de perrito, amor,» susurró, su voz llena de deseo y confianza. Él, con una sonrisa pícara, se posicionó detrás de ella, sus manos explorando cada centímetro de su cuerpo. «Te gusta así, ¿verdad?» preguntó, su voz ronca de excitación. Ella asintió, sus gemidos aumentando con cada caricia. «Sí, así me encanta,» respondió, su cuerpo temblando de anticipación. Él, sin perder tiempo, la penetró profundamente, cada embestida precisa y controlada. La cholita, con sus uñas clavadas en las sábanas, se movía al ritmo de sus empujes, sus gemidos llenando la habitación. «Más fuerte, amor,» suplicó, su cuerpo pidiendo más. Él obedeció, aumentando la intensidad, llevándola al borde del éxtasis. Cada movimiento era una ola de placer, cada caricia, una promesa de más. La cholita, con su cabeza echada hacia atrás, se entregó por completo, su cuerpo temblaba de éxtasis.